El Quindío no tiene asegurado su abastecimiento de alimentos y depende del resto del país. El hecho hace parte del diagnóstico levantado por el equipo formulador de la Política Pública de Seguridad Alimentaria, que cumple con las últimas mesas de participación ciudadana que anteceden a la presentación del proyecto de ordenanza, el cual se espera entregar a la Asamblea para su correspondiente debate en el actual periodo de sesiones ordinarias.
De acuerdo con el documento, construido con base en la labor de investigación de la universidad La Gran Colombia, el cambio del uso del suelo en el departamento es uno de los grandes causantes del fenómeno. Cinco grandes monocultivos ocupan los suelos productivos del Quindío: café, plátano, cítricos, pasto y aguacate Hass; estas actividades generan ingresos pero no alcanzan a cubrir la dieta básica requerida por la comunidad. La situación se agrava si se tiene en cuenta que un porcentaje importante de la tierra está ocupada por conjuntos residenciales, chalets y galpones para la producción avícola.
La situación ha llevado a que el 82% de los granos y cereales consumidos en el Quindío, así como el 78% de las verduras, se produzcan en otros departamentos; una situación que conlleva sus riesgos si se tiene en cuenta que esta mercancía ingresa al territorio por las tres vías nacionales que lo conectan con el resto del país: la vía a La Línea para Tolima y Cundinamarca, la Panamericana con dirección al Pacífico, y la Autopista del Café para el Eje Cafetero y Antioquia.
“Frente a este panorama, resulta fundamental la participación de la mayor cantidad de actores en la construcción de la política, que pretende garantizar la provisión de alimentos para la comunidad en un término de 12 años”, señalaron los encargados de su formulación del documento, prioritario para el gobierno de Roberto Jairo Jaramillo Cárdenas en cumplimiento a su plan de desarrollo.