Flexibilizar la jornada única, apelando a recursos como la virtualidad y las prácticas pedagógicas innovadoras, fue la posibilidad que se planteó por parte de los diputados, personeros estudiantiles y miembros de los consejos de Juventud, que asistieron al debate de la Asamblea Departamental del pasado 12 de septiembre y al que fue invitada la secretaria de Educación, Ana María Giraldo Martínez. En su intervención, la titular de la cartera explicó las circunstancias que han afectado la prestación del Programa de Alimentación Escolar, PAE, en las últimas semanas, de cara a reiniciar operaciones el próximo jueves 15 de septiembre.
La funcionaria reiteró la necesidad de suspender, hasta que se acabe el calendario académico, los preparados en sitio; esto debido a que los costos fijos asociados con la elaboración de los almuerzos hacen inviable el negocio para cualquier operador que se haga cargo del PAE en un periodo tan corto.
Asimismo, ilustró sobre los inconvenientes frente a la posibilidad de suspender la jornada única en lo que queda de la vigencia 2022 (una alternativa que se ha barajado para que los estudiantes no deban estar en las instituciones educativas durante jornadas largas sin recibir almuerzo). De acuerdo con Giraldo Martínez, tomar la decisión de suspenderla representaría recortar la planta de docentes ya vinculados y que quedarían vacantes por no existir la necesidad.
El diputado Álvaro Arias Velásquez reconoció desde su rol, como ex secretario de Educación, las dificultades a las que se enfrenta una administración territorial en cuanto a la prestación del servicio: “Es un tema muy complejo que no depende solamente de la variable del Gobierno departamental y en el que debe procurar equivocarse lo menos que se pueda. He padecido el programa, y sé que los gobiernos tenemos que defendernos de un mal operador y tratar de buscar alternativas. No hay más salida que la urgencia manifiesta, que es la opción que encontraron para que no se suspendiera el programa; la entrega de refrigerios industrializados también era la única alternativa, porque el tiempo que queda es muy poco y seguramente no hay un operador interesado en prestar el servicio por 40 días”.
Añadió que, para evitar un impacto en la planta docente, se adhería a la iniciativa de la secretaría de Educación de buscar con los rectores la flexibilización en los horarios, toda vez que sea concertada también con docentes y estudiantes. Con este modelo también estuvo de acuerdo el consejero nacional de Juventud del Quindío, Lenin Andrés Coral Zapata, quien confirmó la voluntad de los alumnos de participar en la discusión: “Los colegios dan un espacio para almorzar de 10 o 15 minutos, y eso si las familias les llevan el almuerzo, porque no dejan salir a los estudiantes. Muchos padres de familia no tienen cómo llevarles, porque viven en fincas o chalets; no tienen facilidad de movilidad o dinero para transportar el alimento. Y que esta sea la oportunidad para reestructurar la jornada única como las horas lúdicas en las que se hace recreación deportiva o formación en artes; no deben ser las mismas dos horas que vimos por la mañana -en de química o en matemáticas, por ejemplo-”, opinó.