La voz de Jorge Eliécer Orozco Dávila retumbará por siempre en el Quindío, departamento que ayudó a forjar con ese liderazgo que convirtió en su impronta. Su voz es inmortal, porque es sinónimo de quindianidad, de lucha constante, y ¿cómo no va a serlo?, si despuntó cantando tangos y milongas, maduró en el camino y a fuerza de tesón se convirtió en una de las más reconocidas de la radio nacional, ya no como cantante, su afición de siempre, sino como la marca de un periodista de talla.
Dejó su huella en la radio de Colombia, con su carácter fuerte y su férrea convicción, con ese timbre recio de los locutores de antaño, siempre en el lugar de los hechos, siempre…, como nunca dejó de decirlo, SIEMPRE PERIODISTA. Desde la Gobernación del Quindío, enviamos a sus familiares y amigos un abrazo fraterno y a él: el hombre, el amigo, el periodista, las gracias por su labor incansable.