Más de 65 hectáreas de bosques, cultivos de café y plátano o áreas vegetales, así como 50 viviendas, han quedado destruidas en esta temporada seca producto de los 74 incendios estructurales y 257 de cobertura vegetal que se han registrado en el departamento del Quindío.
De acuerdo con Faber Mosquera Álvarez, director de la Unidad Departamental para la Gestión del Riesgo de Desastres, UDEGERD, entre los años 2016 y 2018 se presentaron entre 300 y 350 eventos (incendios) que afectaron entre 20 y 25 hectáreas cada año, es decir, que se están sobrepasando las estadísticas en casi tres veces. Aún se espera la segunda temporada seca para finales de año, lo que podría aumentar las cifras.
La temporada crítica para el Quindío inició hace un mes y medio, desde que el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, IDEAM, ha mantenido alerta naranja y roja por la amenaza de incendios de cobertura vegetal. El territorio se hace más vulnerable por los fuertes vientos y ausencia de lluvias, que han disminuido la humedad en cultivos y zonas vegetales, sumado a las altas temperaturas.
De acuerdo con el director de la UDEGERD, ha sido la mano humana la que ha generado la mayoría de estos incendios, cuando se realizan quemas supuestamente controladas, fogatas, fogones en los paseos de olla en el río, se arrojan colillas de cigarrillo encendidas o botellas de vidrios a las áreas verdes. Por ello la Corporación Autónoma Regional del Quindío, CRQ, a través de la Resolución 1881 de 2019, prohibió por esta temporada cualquier fuente de iniciación de fuego.
Finalmente, Mosquera Álvarez hizo un llamado a toda la ciudadanía para que haga uso racional del agua, por ningún motivo encienda fuego en las áreas de vegetación, revisen en sus viviendas las redes eléctricas y en caso de incendio, proteger la vida y dar aviso inmediato a las autoridades.