En torno a un diagnóstico concertado por todos los eslabones en el marco de mesas de trabajo, avanza en el sector del cacao del Quindío la creación de los acuerdos que conducirían a la creación de una cadena productiva de este producto. El más reciente encuentro del renglón se llevó a cabo en las instalaciones de la secretaría departamental de Agricultura, desde donde se apunta a la construcción de acuerdos de competitividad que deberán ser avalados ante el ministerio de Agricultura para aspirar a recursos del Estado que fortalezcan la actividad.
Santiago Mesa Peña, director de Desarrollo Agropecuario del departamento, señaló que este cultivo será una de las primeras actividades que serán fortalecidas en el cuatrienio, junto con el plátano y la ganadería. “Esto, a la luz de la Ley 1876 (conocida como Ley del SNIA); en ella, la UPRA nos dice qué y cómo cultivar, así como los sitios donde se puede, para no afectar las determinantes ambientales. No es un territorio fácil, hay un 52% del área en conservación por la Ley 2 de 1959 y tenemos que jugar con el 48% restante, que es de uso productivo, e incentivar la siembra de productos competitivos para generar ese desarrollo agropecuario”.
El funcionario explicó que, de acuerdo con esta entidad, habría 15 mil hectáreas aprovechables. Así mismo, el representante legal de la Asociación de Cacaoteros del Quindío – Cacaoquín, José Elí Blandón Ramírez, precisó que en esta organización hay 127 asociados, con una producción, a lo largo de la presente vigencia y hasta el mes pasado, de 2 millones y medio de kilos. “Sin embargo hay que tener en cuenta que en el Quindío hay 16 transformadores, y 22 más les compran a agricultores en el departamento, por lo que no hay un registro exacto del volumen producido”.
El líder gremial subrayó las excelentes cifras de comercialización en mercados internacionales, en gran parte por las características del producto quindiano y que tiene particularidades como la carencia de cadmio: metal pesado muy común en la cosecha de otros departamentos “debido a que los suelos provienen de roca calcárea, mientras que los nuestros, son de origen volcánico. El problema es que la gente está haciendo mal uso de los abonos, algunos con este elemento, y sin tenerlo de manera natural lo estamos introduciendo: ahí tenemos que ponernos la mano en el corazón”, concluyó Blandón Ramírez.