¡Se murió el ‘Chino Cortés’!, decían con lágrimas en los ojos los médicos nariñenses después de tres intentos de reanimación al futbolista quindiano Diego Fernando Cortés Bernal, en ese entonces jugador del Deportivo Pasto. Y es que, en el afán de operarlo para salvarle la movilidad de sus piernas, no tuvieron en cuenta que Diego había acabado de almorzar, por lo que broncoaspiró y según él, vio un túnel blanco.
“Vi un túnel blanco en ese trance, veía una luz blanca y decía yo no quiero estar aquí, alguien me llamaba y yo decía deme la posibilidad de ver crecer a mi hijo, yo no quiero estar aquí. Entonces me cuentan que el doctor Martínez me intubó e intentaron reanimarme por cuarta vez, hasta que por fin sintieron un pulso débil y ahí comenzó un proceso que tuvo más complicaciones”.
‘El Chino’ nunca imaginó que ese 18 de septiembre del 2006 cambiaría su vida, debido a una lamentable caída en la que rodó 20 metros al frenarse un canopy, mientras compartía en el centro recreativo ‘La Macarena’ con sus compañeros de equipo Carlos Rodas, Hugo Pablo Centurión y Róbinson Rojas. Diego había quedado cuadripléjico.
Cortés, oriundo del barrio Uribe en la ciudad de Armenia, jugó con el Deportes Quindío, el Liverpool de Uruguay - equipo donde siempre lo recordarán por marcar el gol que le dio un título al onceno de Montevideo-, Millonarios y el Deportivo Pasto, entre otros. La vida para él era cómoda, vivía bien. Sin embargo, después del accidente se dio cuenta que el fútbol le dejó pocos amigos, como el arquero Faryd Mondragón, quien le regaló su primera silla de ruedas. También destaca a Jorge ‘El Patrón’ Bermúdez y Róbinson Rojas.
El amor por su hijo fue lo que motivó a Diego a seguir adelante, de hecho es lo más importante para él, tanto que peleó su custodia, luego del accidente, cuando apenas tenía 8 años. Desde entonces lo ha tenido a su lado: “Él iba todos los días, jugaba conmigo y me decía, papá yo quiero que se pare a jugar conmigo, yo le decía tranquilo papito que vamos a jugar. Me escribía cartas con un balón hasta que fue aceptando que estaba en una silla, entonces se montaba en mis piernas y jugábamos”.
El deporte fue y sigue siendo parte fundamental de la vida de Diego. Un día encontró el camino al deporte adaptado a través de un amigo, que lo invitó a jugar baloncesto en silla de ruedas, deporte en el que sobresalió como armador pero que abandonó decepcionado cuando sabiendo que tenía méritos no fue escogido por el seleccionador nacional. Sin embargo, no pensaba abandonar el deporte como estilo de vida, así que buscó otra alternativa, el tenis de campo adaptado.
“Al inicio lo primero que hacía era como jugando béisbol, no le pegaba a la bola, decía Dios mío esto es muy duro. Fui a mi primer nacional en el 2008, me ganaron los dos sets por un marcador de 6-0, no me dejaron ver una. No me desanimé, le pedí al secretario de Deportes de la época un entrenador y comencé a entrenar a doble jornada, poco a poco me fui perfeccionando, fortaleciendo”.
Dos años después de largas jornadas de entrenamiento, esfuerzo y sacrificio Diego Cortés quedó campeón en un nacional. Dos años después consiguió la medalla de bronce en la modalidad dobles, en los III Juegos Paranacionales que se realizaron en Cúcuta. También llegó a ser parte de la selección Colombia logrando quedar campeón suramericano. Ha participado en varios eventos internacionales y dice que ha viajado más que con el fútbol.
Gracias a sus contactos y al reconocimiento que había tenido como futbolista, habló con el actual gobernador del departamento del Quindío, Roberto Jairo Jaramillo Cárdenas, quien le expresó que a través de Indeportes estaban repatriando a los deportistas quindianos con miras a los XXII Juegos Deportivos Nacionales y VI Paranacionales 2023.
Desde enero del 2020 ‘El Chino’ no solo hace parte de los deportistas que representarán al departamento en tenis paralímpico en las justas deportivas, y que al igual que otros atletas ‘Salvavidas’ recibe apoyo económico mensual, biomédico y metodológico, sino que hace parte del equipo de trabajo de Indeportes Quindío en la parte administrativa del área técnica.
Cortés piensa que su vida ahora es mejor, aprecia las pequeñas cosas, aprendió a valorar lo que tiene y a sacar lo mejor de las situaciones. “Quedé en una silla de ruedas y lo valoro, se me perdió la movilidad de las piernas, pero no de las manos ni de la frente ni del corazón para seguir adelante, con eso hago mucho y creo que sé administrar mi vida”.