Ella pone la juventud y él la experiencia. La vitalidad de Natalia Andrea Villa y el conocimiento de Luis Orlando Romero, han dado como resultado ‘La Felicidad’, la granja en la que hoy producen, en el marco de una de las Alianzas Productivas del departamento, entre 50 y 60 libras de mora semanales, que ahora alternan además con cultivos de lulo, tomate de árbol y plátano, que muy pronto también darán sus frutos.
Mientras cuida detalladamente de cada una de sus matas, labor que alterna con su papel de madre, Natalia reconoce el esfuerzo de la Gobernación y la Alcaldía de Salento, para darles semillas e insumos para su actividad: “Nos han colaborado siempre para sacar el proyecto adelante. Hoy estamos aliados para producir mora y hacer fuerte a Salento en este campo. Ha sido muy bueno porque antes no se veía tanto apoyo a los campesinos y ahora si se está viendo, además de que el acompañamiento técnico que hemos recibido por parte de Asohofrucol es fundamental”.
Don Luis asiente con la cabeza cuando escucha sus palabras; ha sido testigo de lo complejo que ha sido ser campesino durante mucho tiempo: “Nos da mucha moral el respaldo que nos dan, creo que es un producto muy prometedor, porque necesitamos salir adelante todos”. Con la propiedad que le dan los años, habla de la proyección del negocio, del que asegura crecerá notablemente para convertirse en generadores de mucho empleo.
Ambos se conocieron en medio de sus labores agrícolas y finalmente decidieron emprender su negocio compartiendo sus conocimientos por medio de la Asociación de Productores y Comercializadores Agropecuarios, Asopica, de la que hacen parte productores de Salento y Pijao, y que logró hacerse a una de las 22 Alianzas Productivas que benefician, hoy en día, a más de 770 familias campesinas, con una inversión alrededor de los $12.500 millones de pesos mediante un trabajo en equipo de la Gobernación, a través de la secretaría de Agricultura, Desarrollo Rural y Medio Ambiente, con el ministerio de Agricultura, el Sena, el ICA, Asohofrucol, las alcaldías y los productores. Un modelo que, a muchos campesinos, como a Natalia y don Luis, les devuelve la esperanza en el agro y les garantiza ‘La Felicidad’.