Reivindicar a la mujer cafetera y buscar oportunidades para que ellas puedan desarrollar acciones empresariales y sociales alrededor de la caficultura, es la pretensión de la mesa técnica del proyecto Bloque Regional 4, BR4 conformada por los departamentos de Quindío, Risaralda, Caldas y Valle del Cauca. La mesa se reunió en Armenia para formular la iniciativa, definir el problema, la causa, efectos y objetivos de la propuesta.
Se estima que más de 24.187 mujeres del Quindío, Risaralda, Caldas y Valle del Cauca derivan su sustento del café. A través de esta mesa técnica se espera articular un proyecto para ser gestionado a través de la representación parlamentaria de los cuatro departamentos, o por medio de cooperación internacional, garantizando así un mayor alcance en cuanto a población beneficiaria.
Defensa de los derechos
La vulnerabilidad de la mujer rural cafetera frente a la garantía de derechos en los municipios del Paisaje Cultural Cafetero es el problema principal que se identificó en la formulación del proyecto de apoyo a este grupo poblacional.
Nicolás Echeverry Marín, jefe de la oficina de Equidad de Género de la secretaría de Familia del departamento del Quindío, enfatizó que esta es una propuesta que se viene articulando a partir de varios encuentros sostenidos entre representantes de los cuatro departamentos.
“Desde el Quindío, tenemos una experiencia exitosa, estamos mostrando los resultados de la Red Departamental de Mujeres Cafeteras, iniciativa liderada por la gestora social del departamento Liliana Janet Osorio Buriticá, con el apoyo del gobernador. La Red ha logrado articular un programa que ya beneficia a 139 familias a través de 12 asociaciones, que han desarrollado planes de negocios en tienda que se construyeron y dotaron para la comercialización de café que ya funcionan en los municipios de Filandia, Pijao, Córdoba y que hay 4 en construcción”, explicó Echeverry Marín.
En el encuentro se destacó que la mujer cumple un papel fundamental dentro del empalme generacional en el sector rural, porque les enseña a sus hijos el arraigo, el amor por la caficultura y además encuentra en el café un verdadero negocio, del cual puede tener rentabilidad y mejorar su calidad de vida, generando equidad y fortalecimiento productivo.