Juan Miguel Galvis Bedoya, Gobernador 2024 - 2027
SECRETARÍA DE EDUCACIÓN
Tatiana Hernández Mejia
Secretario
En palabras de Karen Mokate, “en las aplicaciones de eficiencia al análisis de políticas, la eficiencia típicamente se asocia con una relación entre medios y fines. Se propone que un programa es eficiente si cumple sus objetivos al menor costo posible” (Mokate, 1999). Ernesto Cohen y Rolando Franco (1983) definen la eficiencia como “la relación entre costos y productos obtenidos”. Marlaine Lockheed y Eric Hanushek señalan que “…un sistema eficiente obtiene más productos con un determinado conjunto de recursos, insumos o logra niveles comparables de productos con menos insumos, manteniendo a lo demás igual” (1994). Conforme a estas definiciones, Karen Mokate, expresa, “nosotros entendemos la eficiencia como el grado en que se cumplen los objetivos de una iniciativa al menor costo posible. El no cumplir cabalmente los objetivos y/o el desperdicio de recursos o insumos hacen que la iniciativa resulta ineficiente (o menos eficiente)”. (Mokate: 1999).
La referencia a “costos” en la definición de eficiencia corresponde a un entendimiento amplio del concepto. No todo costo necesariamente tiene que asociarse con un desembolso de dinero. No todo costo corresponde directamente a una expresión en unidades monetarias. Un costo representa el desgaste o el sacrificio de un recurso, tangible o intangible. Por tanto, podría referirse al uso (sacrificio) de tiempo, al desgaste o deterioro de un recurso ambiental (aunque éste no sea transable) o al deterioro o sacrificio de otro “bien” no tangible como el capital social, la solidaridad ciudadana o la confianza, entre otros.
Desde esa óptica, el departamento del Quindío en su estructura organizacional se reinventa en su estructura organizacional en el manejo de los procesos y procedimientos administrativos que lo contemporizan con el uso de nuevas tecnologías tanto en el orden central como en el manejo de los soportes institucionales como el SIMAT, entre otros. Estas herramientas tecnológicas propician credibilidad, agilidad en la información y menor desgaste humano.
El concepto de Calidad es tan denso que precisamente su fuerza radica en su ambigüedad, y, en este marco, se constituye en un instrumento de la cultura que puede ser construido y validado para el contexto en el que va a operar. Para efectos de esta reflexión, como lo expuso el doctor Henríquez en el marco de 50ava asamblea del Banco Interamericano de Desarrollo, (BID), en Marzo de 2009 en Medellín, una educación para hacer frente a la crisis mundial actual, que apoye el uso significativo de tecnologías y el desarrollo de la excelencia. Por mucho tiempo los economistas y algunos administradores de la educación se han concentrado en la importancia de la cantidad de educación ofrecida. Sin embargo, la expansión de la cobertura de los sistemas educativos no ha probado ser un factor determinante en el desarrollo del país o del departamento. Esto se podría deber a que es la calidad y no la cantidad educativa el único impulso al crecimiento económico del país y por supuesto del departamento. Una mejor calidad educativa que favorezca la excelencia y un mayor ingreso para la vida de todas aquellas personas que lo reciben. Debe percibirse en un crecimiento más rápido y sostenible para quién lo provee. Actualmente y de manera persistente se establece que el futuro está marcado por la sociedad del conocimiento vinculado con la sociedad de la información, términos demasiado laxos pero que indican claramente el papel relevante del conocimiento y de las tecnologías de la información y la comunicación en el presente y futuro de la educación. Arribar a este nuevo estatus de sociedad requiere ampliar, actualizar y mejorar los niveles de conocimiento, desempeños habilidades y destrezas de todos y cada de nuestros estudiantes. Si en el pasado la educación ha sido un elemento fundamental para las posibilidades del desarrollo en el futuro simplemente será un factor nuclear, imprescindible en cualquier estrategia de desarrollo, con un castigo ejemplar en caso de omisión.
Si el punto de referencia, por caso, no es tanto la cantidad como la calidad entonces ¿dónde poner el acento? Para dar respuesta a esta pregunta se retoman dos fuentes. A saber: El informe de J. Delors a la UNESCO, 1996, “La educación encierra un tesoro”, y las ideas identificadas en las pedagogías contemporáneas en sus diversas aportaciones, que han realizado los educadores, filósofos y pedagogos más distinguidos de los siglos XIX y XX. Retomando estas fuentes se puede pensar en edificar un sistema educativo de calidad que coloque en el centro del proceso educativo al estudiante; que tenga como hilo conductor el desarrollo de competencias básicas para la vida, incluida en su caso la vida laboral y ciudadana; que se refiera a los cuatro pilares de la educación propuestos en el Informe de Delors: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos, aprender a vivir con los demás y aprender a ser, y finalmente una educación a lo largo de la vida que promueva a través de pedagogías contemporáneas la formación integral del ser humano- dimensión cognitiva, comunicativa, valorativa (espiritual y estética), biofísica y ética; una pedagogía que no olvide el mundo actual, favorezca el desarrollo pleno del pensamiento, sus necesidades, demandas pero que anteponga la formación de un Ser Humano pleno, con competencias en continuo desarrollo, solidario, creativo, ético y demócrata.
En el contexto de una sociedad donde el conocimiento ocupa un lugar central y, además, se renueva velozmente, una persona analfabeta o que no haya logrado el acceso al dominio de los códigos de la cultura de este tiempo, está prácticamente condenada a la exclusión y la marginalidad. En este sentido, es urgente saldar las deudas del pasado con los jóvenes y adultos a los cuales no se les brindó la oportunidad de educarse en el momento oportuno.
Otra de las prioridades para la educación del departamento del Quindío es que los niños, niñas y jóvenes accedan al sistema educativo. Como tiene ocurrencia en muchos de los países latinoamericanos y Colombia no está excluido de ellos, la cobertura educativa en términos de Gómez Buendía es privilegio, según el autor, “La educación temprana o preescolar, decisiva como es para la vida sigue siendo privilegio de muy pocos. Las tasas de escolaridad básica han mejorado más por efecto del descenso en la presión demográfica que por el aumento de los cupos, los índices de deserción y repitencia son penosamente elevados” (Buendía, 1996). En términos de significación, la cobertura es una medida de la capacidad con la que cuenta el sistema educativo para integrar a la población a determinado nivel. La medida de valor de la cobertura se llama tasa. La diferencia entre la tasa de cobertura bruta y la tasa neta identifica el número de estudiantes que están asistiendo a un nivel o que no tienen la edad que les corresponde, sea porque están retrasados o adelantados. Al cuantificar la extra edad se logra un acercamiento a la eficiencia interna del sistema. La tasa bruta de cobertura corresponde a la cantidad de personas que asisten al sistema educativo (sin importar la edad) como porcentaje de la población que está en edad de asistir. La tasa neta corresponde al porcentaje de personas que estando en edad, asisten al sistema.
Bajo el principio de la equidad, el Gobierno Nacional le propuso a los colombianos una Revolución Educativa, que incluyó en su Plan de Desarrollo y cuyos ejes principales son la ampliación de COBERTURA, la CALIDAD de la educación y el mejoramiento de la EFICIENCIA del sector educativo. Los objetivos de esta Revolución están orientados a facilitar el acceso de los niños y niñas de todas las regiones a las instituciones educativas; posibilitar su permanencia en las aulas; mejorar sus procesos de aprendizaje y garantizar que tengan la oportunidad de desarrollar capacidades que les permitan mejorar su calidad de vida, contribuir al desarrollo del país y afrontar las exigencias del mundo contemporáneo.
Para lograr estos objetivos y alcanzar las metas trazadas no sólo para estos cuatro años sino también con el fin de establecer un sistema viable y sostenible a largo plazo, se hace imprescindible la concurrencia de las entidades territoriales, que gracias al proceso de descentralización, son las puntas de lanza del sector educativo.